III Premio Microrrelatos Celtiberia Literaria y Creativa

GANADOR CATEGORÍA GENERAL

Los recursos naturales


Viejo_profesor


Todo empezó en la sobremesa cuando Marcial, que siempre le saca tres pies al gato, propuso que había que traer a un sabio para que diera una conferencia en el pueblo. En estas tierras la población es escasa y descarriada y no es fácil reunirla. Habíamos creado la asociación cultural para tener una excusa para reunirnos a hablar de nuestras cosas alrededor de una buena comida y unos vinos, pero, claro, si era una asociación cultural a lo mejor tenía razón Marcial y la conferencia no era tan mala idea.

Buscamos más allá de las fronteras de la Celtiberia y encontramos a un catedrático de la Universidad de Zaragoza que nos dijeron que era un pozo de sabiduría. Acordamos que nos platicara sobre el mejor modo de aprovechar nuestros recursos. Siempre es bueno, estábamos otra vez de acuerdo con Marcial, que alguien de fuera nos muestre otro punto de vista, porque quizá los árboles no nos dejen ver el bosque. Después de la comida llevamos a aquel sabio, que se llamaba don Aurelio, a dar un paseo por los alrededores del pueblo. Vio unas matas de higuera salvaje y se empeñó, contra nuestro consejo, en darse un atracón de higos morados.

Todo el mundo sabe, menos don Aurelio, que esos higos tienen unos pelillos urticantes que, si no los pelas, te ponen la lengua tan hinchada que no te cabe en la boca. Cuando llegó la hora de la charla y el conferenciante se subió al estrado estaba la Casa de Cultura abarrotada. Esperábamos, ansiosos, que aquel sabio nos iluminara con sus palabras, pero cuando empezó a hablar no entendimos casi nada:

  —Uenass ardes, ciento muxo mi amendable odadodia pedo dengo a degua inxada y…

Marcial estaba decepcionado porque «una fatal contingencia» había deslucido el acto y nos había privado de los buenos consejos que aquel sabio podía habernos aportado para mejorar nuestra vida cotidiana. Sin embargo, los demás estábamos encantados y lo único que nos pesaba era no haber traído antes la cultura al pueblo, ahora que sabíamos que era una cosa tan divertida.

José Antonio Gago Martín


Charla



GANADOR CATEGORÍA JUVENIL

En el Siglo II A.C.


los cinco


Un grupo de adolescentes paseaba por las estrechas calles de su pueblo, Calatorao, cuyo origen se remonta a un pasado celtíbero de inequívoco y sonoro nombre:

Nertóbriga.

Caminaron hasta un inmenso campo yermo, estéril, seco; ese día hacía un calor sofocante. El terreno mostraba cientos de extraños restos que parecían muy antiguos, pero entre ellos destacaban unos cuantos que habían atraído particularmente la atención de los chicos.

Sandra fue la primera en darse cuenta de la rareza de tales restos, y es que Sandra era una chica a la que le gustaba investigar y descubrir nuevas cosas. Y se fijaba en todo.

Jorge, Emma y Álex todavía no los habían identificado a pesar de su tamaño. Sandra les orientó y en seguida prestaron atención a sus explicaciones. Se trataba de varios huesos nunca antes vistos. Concretamente, había cuatro; ¿por qué cuatro? Cada uno cogió un hueso y quisieron encontrarle una forma reuniéndolos todos. De repente ocurrió algo que ninguno había imaginado, los huesos los transportaron inmediatamente a otra época, al siglo II a. C., frente a una ciudad antigua.

Nuestros personajes se extrañaron mucho. Aparecieron en la entrada de una población y vieron un indicador en el que se leía: “NUMANCIA, PUEBLO CELTÍBERO”.

Sandra, Jorge, Emma y Álex entraron en esa población, que estaba muy protegida: amurallada y con torres defensivas. Siguieron adelante y se dieron cuenta de que había una calle principal y que, siguiéndola, se distribuía en otras calles secundarias. Durante su visita, vieron muchos objetos y armas que estaban elaborados con hierro, ya que el hierro era muy popular en los pueblos celtíberos. También destacaba la cerámica. Los celtíberos tenían su propio lenguaje y sistema de escritura y lo reproducían en planchas de bronce y otros metales. Su sociedad tenía estructura militar, pero también destacaba la artesanía, la cerámica y el comercio con otros pueblos vecinos.

Los adolescentes se cruzaron con una señora que los invitó a su casa (notó en sus caras que estaban muertos de hambre). La casa era humilde y tenía un sótano, cocina y una habitación, todo bajo un techo de vigas de madera cubierto de paja.

Repuestos del cansancio y del hambre, Sandra, Jorge, Emma y Álex dieron por finalizada su visita a Numancia.

Recogieron de nuevo los huesos y, alineándolos como lo habían hecho la primera vez, regresaron a su tierra y a su tiempo, recordando con satisfacción la experiencia que habían tenido con una cultura que era y es muy importante para comprender hoy la nuestra.

Jorge Cristóbal Val


Numancia





CELTIBERIA LITERARIA-MICRORRELATOS

Desde el año 2018 se han venido celebrando en la villa de Gotor (Zaragoza), en el mes de septiembre, los encuentros de "La Celtiberia Literaria y Creativa", iniciativa de la Asociación de Amigos de la Celtiberia. Entre sus nutridos y concurridos programas de actos y de representantes de la cultura y el arte celtibéricos destaca la convocatoria del "Premio de Microrrelatos Amigos de la Celtiberia", del que ya se cuentan cuatro ediciones, la última en Aranda del Moncayo.






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